lunes, 3 de diciembre de 2018

Dos acciones relacionadas con la adaptabilidad y el optimismo.

No sé si muchos juegueros piensan en las habilidades para la vida como parte importante en el desarrollo de sus prototipos. Quizás algunos se enfoquen de lleno a desarrollarlas a lo largo de sus dinámicas, aunque la exploración de nuestros límites y la capacidad de explotarlos es una cualidad en sí de los juegos.

En el campo de la gestión de proyectos lúdicos, es indispensable tener en cuenta el impacto que éstos pueden tener en nuestro público meta, nuestros participantes. Pero antes de poder incidir en las habilidades de otros debemos comenzar con nosotros mismos. En este sentido presento aquí un ejercicio desarrollado en el marco del MOOC "Habilidades para la vida y alfabetización emocional en contextos educativos" organizado por el Instituto de Tecnologías Educativas y Formación del Profesorado. Dicho ejercicio consintió en realizar dos acciones: una que propone el trabajo con adaptabilidad y otra con el optimismo. Si bien el contexto del curso en educativo en aula, yo lo tomaré en el campo de la gestión cultural y la propuesta de proyectos. 

En términos de la adaptabilidad, me he propuesto la siguiente acción: Estudiar en un entorno diferente al que acostumbro regularmente. Estudiar en casa después de las 4 es un poco complicado por la dinámica de quienes viven conmigo. Así que fui a la librería más cercana y me dediqué a leer en la terraza. Quizás para muchas personas es algo habitual, pero para mí es un reto pues a veces hay más movimiento que en mi casa. Sin embargo cambiar de lugar de estudio me permitió observar mi entorno: ver otras personas, escuchar otras pláticas; sentir el viento, la tarde caer, el aroma del café.
Cambiar mi entorno me permitió percibir otras cosas del lugar donde vivo. Activar mis sentidos. Centrarme más en la lectura.

Para desarrollar el optimismo me propuse pensar en tres acciones buenas del día antes de dormir. Reflexionar en mis acciones cotidianas me permitió enfocarme en las acciones positivas que en muchas ocasiones hicieron sentir bien a otras personas, como esbozar una sonrisa, decir gracias, ayudar a alguien que lo necesitaba, etc. Considero valioso pensar en las cosas que hemos hecho bien pues fortalece nuestra autoestima e incrementa nuestro autoconcimiento sobre las cosas buenas que podemos hacer por los demás.

Gracias por estos espacios reflexivos.




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